jueves, 10 de noviembre de 2011

¡Cando Europa falaba galego!


Pues si chavales vuelve el clásico de los clásicos, por lo menos para mi!!
Como no tengo mucho tiempo dejo colgado una entrada que me parece interesante para hacer un pequeño recuerdo de "aquellos maravillosos años"

Sumidos en las efímeras alegrías que otorgan las miserias ajenas, Deportivo y Celta han encallado en la irrepetible costa gallega dos embarcaciones que pasearon con orgullo sus nombres a lo largo del viejo continente. Escudadas en una coyuntura económica adversa, a la que algunos contraejemplos sacan los colores, y víctimas de sus propios errores, aunque también de alguno ajeno, las dos instituciones atraviesan momentos críticos que nublan la gloria pasada.

Fran, Mostovoi, Djalminha, Makelele, Mauro Silva, Revivo... Cada pieza recuerda batallas pretéritas contra Milan, Juventus, Arsenal, Benfica, Bayern Münich y un largo etcétera de históricos que sucumbieron ante las Rías, Altas o Bajas según soplase el viento.
El Celta comenzó su idilio europeo mucho antes que su vecino, en aquella eliminatoria de la Copa de la UEFA contra el Aberdeen en 1972, en la que cayó eliminado. El Deportivo no lo hizo hasta la 93-94 frente al Aalborg danés; al que le infligió un duro correctivo, aperitivo de los grandes platos que degustaría Riazor.

Los olívicos extienden su menú continental a una participación en Champions, siete en la Copa de la UEFA y un título de Intertoto, sueño de una noche de verano celtiña que supuso la primera corona de su historia. Los coruñeses, por su parte, emprendieron su aventura europea en cinco Champions, cinco Copas de la UEFA y una Intertoto, en la que terminaron subcampeones. Al margen de algunas eliminaciones inesperadas, varias injustas y otras crueles, las sensaciones que dejaron Dépor y Celta durante un período de su historia nos revelan que ambos pudieron hacer más.

El Eurocelta
Los celtiñas tuvieron su chance con aquel equipo que jugaba al fútbol como los ángeles, sostenidos por el empaque de Makelele, la visión de Mazinho, la lámpara de Mostovoi, la verticalidad de Revivo y el oportunismo de Penev. Un club que, dirigido por Víctor Fernández, bailó al Aston Villa y al Liverpool, para claudicar ante el Olympique de Marsella, aquel 16 de marzo de 1999 de infausto recuerdo. Un solo gol habría valido en Balaídos tras el 2-1 cosechado en Francia, merced al tanto del 'Zar' Mostovoi. Sin embargo, la telaraña marsellesa marchitó aquella Rianxeira que tenía como merecido destino la cumbre.

La temporada siguiente, el cuadro celeste ajustició al Benfica con un 7-0, que todavía recuerdan los fados en Lisboa, y un 4-0 a la todopoderosa Juventus. La racanería del Lens impidió nuevamente a los vigueses alcanzar el paraíso terrenal de las semifinales. Pero los celtiñas se levantarían aquel palo y, tras la clasificación de Lotina para la Champions, lograron doblegar al Ajax y al Milan en el grupo, siendo apeados por el Arsenal en octavos. Otro más en una relación de verdugos en la que figura el Barça y en la que también está el Werder Bremen, que venció a los de Fernando Vázquez en su última comparecencia.

El Super Dépor
Aquel 7 de abril de 2004 Riazor comenzaba a cuadrar su círculo. La sentencia de 'o Neno' Fran, cerrando una de las remontadas más grandes de todos los tiempos, unía dos deportivos eternos, el de Irureta y el de Arsenio, por su cordón umbilical: Mauro Silva. La postrera eliminación contra el Oporto arrebataba a los coruñeses la oportunidad de su vida, el tren de la Champions.

En unas semifinales kafkianas, Andrade veía la expulsión en el partido de vuelta por un gesto de cariño hacia su amigo Deco. Para más inri, el Dépor se suicidaba ante la incipiente figura de Mourinho con un penalti infantil cometido por César. El Oporto marcaba de la única manera que podía hacerlo, desde los 11 metros. Tres años atrás, el equipo había desperdiciado otra ocasión de oro, al caer por 3-0 en su visita al Leeds en cuartos y dejar sin premio el 2-0 de la vuelta. Una quinta irrepetible, donde la magia del más grande de todos los canarios, Valerón, levantaba un monumento al fútbol en cada gesto, profanando los templos de mayor renombre continental.

El duelo contra el Oporto fue la punta del iceberg de una leyenda de la que pueden dar testimonio el domingo desde el césped de Riazor Valerón y Manuel Pablo, como antaño lo hicieron Fran y Mauro Silva de otra generación mítica. Porque el Super Dépor, con Bebeto en la punta de lanza, también rozó el éxtasis en Europa. Pero aquella prórroga inverosímil contra el Borussia Dotmund, en la que Alfredo Santaelena, cid del deportivismo, adelantó a los suyos, se tornó en un vendaval alemán que prolongaba el sinsabor de la batalla perdida contra el Eintranch de Frankfurt.

El destino, caprichoso a veces, cíclico casi siempre, quiso que el último partido del Dépor en Europa fuese contra el Aalborg un 26 de febrero de 2009, el mismo equipo danés con el que inició su aventura europea. El Celta había dicho adiós a las competiciones internacionales dos años antes. Fueron las últimas cenizas de un fútbol gallego cuya llama se ha extinguido con el paso de los años. Ahora, ambos se citan en el infierno y bien harían en no repetir los mismos errores obsesionándose con el teórico enemigo, salvo cuando se enfrenten. Porque los límites de ambos equipos no se ciñen a Galicia, sino más bien todo lo contrario. Hubo un tiempo en que Europa hablaba la lengua de Rosalía de Castro.

4 comentarios:

Parrich dijo...

Cantos e tan bos recordos!!!!!!! Ese si q era un Superdepor!!!!! Haber se logramos subir este ano.

Dani dijo...

Oxala puidesen volver aqueles tempos non tan lonxanos!! Codearse cos grandes de España e Europa e agora pasandoas canutas en segunda...

croke dijo...

que tempos! cantos recordos tanto dos logros do Depor como momentos nosos, aquel partido que nos deu unha liga contra o español que vimos todos xuntos .Espero que volvan subir pronto.

!FORZA DEPOOOOOOOOOR!

prosy dijo...

Volveran tiempos mejores. Pero para ello hay q seguir ahí, a pie de cañón!!